martes, 20 de abril de 2010

cuatro años atrás- recorrido




"Del cabo de Buena Esperanza al estrecho de Cook



En el hemisferio sur, la franja del Globo situada entre los 40 y los 60º de latitud discurre casi toda por la superficie del mar, sin continentes, si se exceptúa el cono sur de Sudamérica en cuyo extremo se encuentra el cabo de Hornos. Esta es la razón por la que las borrascas que se forman en la zona subpolar de bajas presiones (alrededor de los 60º de latitud) se generan con toda libertad encadenándose unas con otras formando un rosario de perturbaciones alrededor del globo que descargan sus vientos del oeste aproximadamente en la ancha franja de 1.200 millas que se sitúa entre los 40 y los 60 º S. Como que no hay tierra que los frene, estos vientos alcanzan grandes velocidades, que en muchas ocasiones superan los 70 nudos. Por la misma razón, las olas tienen un recorrido de miles de millas y, en muchas ocasiones, llegan a superar los 10 metros de altura. La historia de la náutica está plagada de naufragios y terribles experiencias en los que se conocen popularmente como los Cuarenta Rugientes y los Cincuenta Bramadores.

Los icebergs estarán presentes en la ruta del Índico Sur
© Bluegreen Pictures

La zona de los Cuarenta Rugientes es la más difícil para la navegación y el gobierno del barco durante las regatas de la vuelta al mundo. En las etapas del sur del Índico y del Pacífico, los barcos reciben los temporales por la popa, por lo que la tripulación debe de estar muy entrenada para no perder el control del barco. Los 60 pies IMOCA están diseñados para soportar los fuertes vientos portantes y, sobre todo, poder planear con las gigantescas olas que les alcanzan. Estos barcos, como los VOR70 de la Volvo Ocean Race, llegan a navegar más rápido que las olas, por lo que la tripulación debe evitar en lo posible clavar la proa en el agua al caer en el seno de la ola que adelantan.

Aquí el planteamiento táctico es relativamente sencillo: colocarse en la mejor posición para aprovechar el sector “bueno” de las borrascas y no quedarse atrapado entre dos de ellas en una zona de menos viento, lo que en la jerga de los navegantes oceánicos se denomina “perder el tren”. La mejor ruta suele ser la que lleva a pasar entre las islas Kerguelen y Heard, a menos que una borrasca se forme más la norte de lo habitual, en cuyo caso los barcos dejarían Kerguelen por estribor, llevando su derrota mucho más al norte. Al llegar a la puerta B de la isla de Heard, los barcos habrán recorrido unas 2.560 millas desde el cabo de Buena Esperanza.

En la isla de Heard hay una ora Puerta de seguridad contra el hielo, la B, que evitará que la flota descienda de nuevo de latitud. Al llegar a esta puerta, los barcos habrán recorrido unas 2.560 millas desde el cabo de Buena Esperanza. Después se ha ubicado una puerta de seguridad obligatoria para mantener la flota al alcance del radio de acción de los servicios de rescate de la Marina Australiana; ésta se encuentra a unas 1.150 millas de la isla de Heard, justo antes de la longitud del Cabo Leeuwin, que se encuentra en el extremo suroeste de Australia. Después de esta puerta, que se la conoce como “puerta australiana”, el gran dilema será como aproximarse al estrecho de Cook que separa las dos islas del archipiélago de Nueva Zelanda y que se encontrará a 2.800 millas. En función de la posición de las borrascas, puede que resulte rentable a algunos barcos arrumbar al norte y dejar Tasmania por estribor, atravesando el estrecho de Bass que separa esta isla de Australia. Esto puede complicar la táctica, ya que es una zona meteorológica de cambios muy bruscos y, a veces, peligrosos."

http://www.barcelonaworldrace.org/es/

No hay comentarios:

Publicar un comentario